La carrera de Administración Pública de la Universidad Central realizó la ceremonia de cierre del curso Liderazgo para la Toma de Decisiones, instancia que puso en el centro la importancia de formar profesionales capaces de liderar con empatía, ética y un profundo sentido de lo público. La jornada incluyó un taller experiencial con ejercicios vinculados a la ceguera y sordomudez, que buscó sensibilizar a los estudiantes respecto a los desafíos reales de liderar equipos diversos en organizaciones contemporáneas.
Durante la apertura, la académica Karen Astorga, encargada del curso, destacó que esta actividad representó “un ejercicio de empatía y liderazgo pensado para estudiantes que están próximos a convertirse en administradores y administradoras públicas. Queremos que lideren desde las personas, desde lo humano, desde la comprensión del otro”, agregó.
Por su parte, el director de la carrera, Gustavo Campos, relevó la urgencia de repensar el liderazgo en el contexto actual del país. “Estamos viviendo una crisis de liderazgo: ya no basta con mandar. Las organizaciones requieren líderes capaces de generar ambientes saludables, productivos y con verdadero involucramiento”, afirmó. Agregó que la empatía —mal llamada “habilidad blanda”— es hoy una competencia crítica: “La evidencia muestra que liderazgos empáticos generan mejores equipos, mejores resultados y un entorno más humano”.
Como parte del cierre, los alumnos y alumnas participaron de una actividad práctica que les permitió a los estudiantes vivir ejercicios de movilidad con antifaces, crear relatos en lengua de señas y experimentar dinámicas sensoriales asociadas a condiciones de discapacidad. Según Astorga, estas experiencias ayudan a comprender que “liderar no es decidir entre cuatro paredes, sino entender qué necesitan las personas con discapacidad, las personas mayores, las niñas, niños y adolescentes, o estudiantes de educación superior. El liderazgo público debe poner a las personas al centro”.
El curso, desarrollado bajo metodologías activas de aprendizaje, reafirma el compromiso de la carrera con la formación de líderes públicos capaces de favorecer equipos inclusivos, gestionar sus propias emociones y construir comunidades laborales diversas y respetuosas.